Sin buscarlo y poco a poco, Flora hizo negocio con Lebasi

Hace 20 años, la señora Flora pasaba por una situación complicada. Se encontraba en el Hospital de La Raza porque una de sus hijas, María Isabel, estaba internada debido a una enfermedad que desde hace tiempo padecía: púrpura trombociptopénica crónica.

Flora cuenta que en ese lugar se realizó una plática acerca de la importancia que tienen las vitaminas, minerales y aminoácidos en el organismo, y también ahí fue donde le recomendaron el lactosuero suizo Lebasi, porque era un alimento que aportaba todos estos nutrientes. Así fue como se decidió a comprarlo y probarlo, sobre todo para ver si podía ayudar a mejorar la salud de su hija.

“Yo conocí Lebasi hace 20 años. Lo fui a comprar a Chapultepec, antes estaban ahí, y cuando llegué había una fila bárbara y no alcancé. Se agotaron muy rápido y cada vez que iba era lo mismo. Luego nos dijeron que el producto llegaba primero a Aguascalientes y hasta allá fui a comprarlo”.

Primero, sólo adquirió un envase y cuando verificó por ella misma que en verdad funcionaba, decidió comprar más producto y hacerlo regularmente.

“Yo compraba la caja porque nos dijeron que así la vendían, pero no me inscribí como distribuidora. Se lo empecé a dar a mi hija y vi que funcionó bien: cuando me llegaron los estudios, la doctora me decía subió una décima, dos décimas y eso a mí me daba mucha felicidad; aparte de que yo veía que ya comía, dormía, ya no era tan peleonera y todo eso a mí me ayudó. Se veía más feliz”.

Hasta ese momento, no había considerado vender ella misma el producto; pero con el tiempo, las propias bondades de este alimento hicieron que, sin buscarlo y poco a poco, fuera haciéndose de algunos compradores, quienes la buscaban para que les vendiera algún bote de la caja que adquiría para el consumo de ella y sus hijas.

“Yo no vendía, yo nada más lo compraba para nosotras. Mis hermanos me pedían una lata y se las daba o a veces se las vendía. Y así empezaron ellos pedirme otra y otra lata. Después fue el vecino, el amigo y todos lo que vivían cerquita. Hasta que dije: ‘pues si ya lo conozco, por qué no me lanzo de verdad a hacer lo que realmente conozco y quiero hacer. Como ya conocía muy bien el producto, me sentía con mucha más seguridad para venderlo”.

Un negocio que le dio más dinero y más tiempo con la familia

Lo que hizo que Flora se decidiera por completo a comenzar su negocio con el lactosuero suizo Lebasi fue que le brindaba la oportunidad de mejorar su situación económica sin descuidar a sus hijas, que es lo más importante para ella. La distribuidora cuenta que en algunos de los trabajos que desempeñó el salario era muy bajo y que, además de eso, debía de cumplir un horario extenso que no le permitía cuidar a su familia.

Comenta que, al ser un alimento natural, rico en nutrientes y con la calidad de lo hecho en Suiza, el producto es fácil de vender y que el negocio es muy noble, ya que le permite tener libertad para desarrollarlo en cualquier momento y cómo ella lo crea mejor.

“Puedes hacer dos o tres cosas a la misma vez que estás haciendo lo tuyo. Vas a las tortillas y ahí lo promueves, vas al mercado y ahí lo promueves, donde quieras vas dejando tarjetitas y no quitas el dedo del renglón, así que sin querer la gente te termina hablando. De hecho, ya mucha gente lo conoce, pero no les dieron seguimiento; entonces es donde entras tú y vuelves a captar ese cliente”.

Otros de los beneficios que ha obtenido mediante su negocio con Lebasi ha sido la independencia económica, es decir, el generar su propio dinero sin tener que depender de algún jefe y disponer de las ganancias como ella lo prefiera; un entorno familiar más tranquilo en cuanto a la economía, puesto que ya no es una preocupación el no tener dinero; el ahorrar cada vez más para su vejez, y por último, sentirse una persona útil, productiva, a pesar de que ya sea mayor.

Flora también menciona que Lebasi le ha brindado herramientas para desarrollar con más facilidad sus ventas y echarle más ganas cada día para crecer. Algo que la mantiene muy feliz es que no para de aprender sobre nutrición y sobre negocios.

“Cuando vas a las juntas que tenemos los distribuidores, te das cuenta de que todos los días aprendes algo, ya sea de la gente que va a escuchar o de la gente que va a dar los cursos. […] Que tengamos los apoyos, los incentivos cuenta mucho porque es una herramienta que nos motiva para trabajar. También, nos marcan para darnos seguimiento, para ver cómo vamos con nuestras ventas, o sea, no estamos solos”.

La distribuidora dice que ahora su principal meta es mantenerse sana y feliz, y que Lebasi le ha ayudado mucho en esto. Por esta razón, quiere que cada vez más personas consuman este alimento tan benéfico para el organismo, completamente natural, sin conservadores ni saborizantes y que es muy económico:

“Otros productos salen carísimos, y uno es para el riñón, otro para el hígado, otro para el corazón… total, una infinidad de productos; el lactosuero suizo Lebasi sólo es uno y es para todo, y para todos”.

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